Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







domingo, 30 de diciembre de 2018

sábado, 29 de diciembre de 2018

Dónde su sendero negro


¿A dónde irán
después del mar de nubes
que las baña sin rozar?

¿A qué tipo de ramas
en un final de vuelo tenso
que les hace alborotar?

¿Dónde su sendero negro
no será una estela siempre
de los miedos sin igual?

A mí, que me pilla sin mirar


Y a mí, que me pilla sin mirar
—el tiempo este de la caridad del mar,
que se deja acariciar por estos dedos
derrotados en arenas de interior,
por estos labios insalubres para la amplia espuma
de la mar—. Y yo, que estuve a punto de mirar…

martes, 18 de diciembre de 2018

Alma de zapato







He entregado el alma de zapato
a los suelos pertinentes con los roces leves.

En estos días como suelas, tan pegados a los granos de la tierra
que no arquean sino efímeros sustratos de su luz.

Estos síntomas de suela, de equilibrios en el ras de las pisadas,
junto al vuelo de un tostado ronroneo de las hojas sin su voz.

jueves, 6 de diciembre de 2018

Así como caen tus ojos


Así como caen tus ojos
al profundo lago oscuro,
así se me van los míos
a ese abismo impenetrado
por la luz que te embadurna
mientras bajas a los cienos
y se encuentran nuestras almas.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Los sangrantes ojos negros

¿Por qué
g
e
m
i
r
en los momentos
que se olvidan
del
a         o?
  g    d
    ra

¿Por qué los labios,
los sangrantes ojos negros
se te
e
s
c
u
r
r
e
n
a lo vano?

domingo, 2 de diciembre de 2018

Sentar la propia espera


Sentar la propia espera
en un trono tan blanco
que le suban sentenciosos negros,
como ocupas de su tiempo quebradizo,
cuando bien pudiera parecernos asentada —ella,
la que tanto hacía por dejarnos embaucar cada segundo
por el triste influjo de una atmósfera que hilaba eternidades.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Cuando aún éramos tiernos recorridos


Cuando aún éramos tiernos recorridos,
y pasábamos ajenos
—yo ya en ti; tú ya en mi rostro—,
sin el turbio estar pendientes
de los ogros en los ojos
del de en frente.
Cuando aún tomabas tiempo en detenerte
en la estufa de mis hombros,
mucho antes de entregar mis omoplatos
al destino indiferente
—al sentir que no haya manos caldeando la inclemencia—.

He volado infinito en esta noche


He volado infinito en esta noche
con el sueño liviano en mis adentros.
He sentido caricias de lo ausente
y de nada servían los desvelos
porque todo se queda en un señuelo.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Una noche


Una noche incierta,
con la idea de lo oscuro traicionada,
con los ogros liberados
y un perfume de azucena por los granos de sus citas.

Una luz del pensamiento
rebajaba aquel motivo ennegrecido,
que por siglos la domina.

Una noche, solo una,
cuando el alba era cuestión de olvido,
cuando todos los temores fueron sobras
de una oculta primavera.

Solo una,
cuando quise que la luz no amaneciera.

(Es de día.
No me digan que otra noche ya despierta.)

miércoles, 31 de octubre de 2018

Justo al lado de tu roce


Viajaría a un cúmulo de nortes desnortados
por perderme en la noción del frío,
y no volver a asirme a las corrientes tropicales
que ideé mientras dormías.
Surcaría trozos de los hielos
sin más grata compañía que las nubes congeladas.
Y al sentir el frío obtuso que me suba
por los pies hasta la idea del olvido,
clamaré hacia mis adentros: ¡sol bendito,
por qué añoro los rasguños
del querer estar tendido
justo al lado
de tu roce
con mi frío!

domingo, 28 de octubre de 2018

Temblor dorado


Es un temblor dorado lo que siento,
como tiemblan los álamos que notan
las formas límpidas del aire.
Es un temblor que anida en los susurros
desprendidos justo antes de mi voz.
Pero ¡cómo tiemblo en las nevadas ocasiones,
cuando el blanco cubre cada poro
de mi firme desajuste!
Pero ¡cómo asirte si los álamos no saben
describir otros temblores,
y mis manos son ya ramas degradadas,
con las hojas como espuma del temblor!

Añicos


¿Por
qué
siempre
continúas
componiendo
los añicos
tercos
de la
h
i
s
t
o
r
i
a?

sábado, 27 de octubre de 2018

Formas del adiós


Marcharse es
una cuestión de estilo,
unos brillos asentados en las formas que conlleven los adioses.
Y allá quedarán los hilos  —más que leves—
que te ataron a tu sino,
casi al pie de los alivios;
más bien cerca de las ansias que te empujen al secreto del vacío.
Será un apagón que hiera
si no atisba los sentires que le lleguen.
O un brillo sin grito,
el suave murmullo —del todo valiente—
que espera otra aurora,
por siempre en el vientre de todas las formas de adioses y olvidos.




miércoles, 17 de octubre de 2018

Otros rasgos del deseo


Te pude rodear
de asuntos entre manos.
Me pude motivar
al ver juntas las manos.

Sin embargo
quedaron
los dedos enturbiados
por el aire que circula,
ya que no estarán trabados
por los dedos de otros seres,
de otras manos,
de otros rasgos
del deseo
que se vaya
de las manos.

domingo, 14 de octubre de 2018

Debido al viento


Debido al viento,
me acordé de ser de fuego.
Que me expandan esos vientos,
que me lleven rebosante de fulgor
a los lugares que no entiendo,
por espacios que habitaran
otras meras criaturas diminutas y aguerridas.
Que me lleven;
los incendio
de momentos
inservibles
para el tiempo.

Los vencidos


Quedar
a las horas infelices;
quedar a solas
y no contar las horas.
Alzar los sueños
rozando disparates.
Poner el tiempo
en torno a los sagaces.
Después de ello,
que caigan los vencidos
por las horas que se prestan
a dejarse seducir.

En rosa, divagando en rosa

Rosa será tu cielo
y el alma, rosa.
Digo lo que preveo.
Mas si no llega a rosa
la tez del cielo,
rosa mantén el alma
mientras yo llego.
Roja será mi furia
si no te veo.

jueves, 4 de octubre de 2018

No sé ni cómo idearte


No sé ni cómo idearte,
si aprender a hacer un croquis despistado,
con el trazo de una mano que te tema
—antes de saberte hecha—,
o afirmar que estás de paso
y tenderte los tapices
bajo tus pies alados.

Tampoco sé de lugares,
de qué tierra habitará tu orgullo,
porque no me creo nada
eso de que siempre gana
quien idea las entrañas.

Sé que has de salirme rana,
a nada que me suceda
confundir mi intento
con gran bienaventuranza.

Y no te creo,
hasta antes de que digas nada,
porque sé que tirarás del daño,
por mucho que me proponga
darle ser
a todo lo que ideé.

Quizá ese fue mi error:
creer que al fin crearía
un pequeño corazón.

Caerán los telones de la noche


Y quizás estrenemos noche cada día,
al abrigo de las ascuas infelices.
Y quizás el rescoldo sea de nieve,
y las llamas un recuerdo diferente
a un crepitar que encienda.
Y después del estreno envejecido
caerán los telones
con el plomo
de una acción
indiferente.
Taparán las estampas de ese par de estatuas
en la noche cohibida,
cuando ya seamos piedra de ese día
que no supo retener el gusto
por la espera
de una noche caprichosa
y leve.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Un traje para la soledad


Le estoy haciendo un traje
a la  misma soledad,
con las mangas estiradas al vacío,
las solapas recubriendo aquellos huecos
que en el alma se nos dan.

Será un Dos Piezas,
acaso por que quiera demostrar
un espíritu que asuma
algo más allá de la unidad.

¿Y el color? ¿Qué color tendrá
la  inmensa soledad?
Intenso, ha de ser intenso
y ¿frío?

¿Y el textil? ¿De qué tejido
tiraré  sin que se roce
toda piel que no se estire
más allá
de sus propios poros
sin mudar?

A punto


A punto
de ser hombro
que se tope
—nuevamente—
con la esquina
venidera.

A punto
de ser sangre
del reguero que no cesa
salvo para detener tu sangre.

A punto
de ser punto
que se lleve tu relato
al final de todo punto.


jueves, 6 de septiembre de 2018

Qué descansada se ve a la luna


Qué descansada se ve a la luna
sin la presión de los ojos
que tanto la van mirando.
Ella sola, con su altura,
sin las habladurías
de estas bocas,
de estos gestos
que atizamos desde dentro.
Se diría que percute en su silencio
la quietud de nuestras poses,
la levedad de unas voces
caprichosas,
remilgadas
y dolientes.
Si durmiéramos en tanto sale
por el frente cada noche
y guardáramos el susto
que le damos
al mirarla…

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Las olas del viento


Unas olas de los vientos se encresparon
despeinando la soltura de tu gesto.
Pero fueron otros serios vendavales
los que armaron
el desastre en tu donaire.
Capas fieras de aire fiero
coronaron tu magnífico destierro.
Desde entonces, solo el viento es tu recado.
Cuanto más fiero, más cuerdo;
cuanto más suave, me muero
esperando vendavales que me arranquen
los postigos de un invierno que obligó a cerrar ventanas
y saetas
y rendijas
y miradas
a los aires que de frente me enviaban
los fragmentos de tu olvido.

domingo, 26 de agosto de 2018

¿Tú sabes si han dolido?


¿Tú
sabes
si
del cielo
han caído unas
sonrisas
u otras
lindas
carantoñas?
¿Tú
sabes
si han
dolido?

lunes, 20 de agosto de 2018

La flor que ha decidido ser estanca





Mirad la flor que ha decidido ser estanca.

Se ha quedado sola y su
vergüenza le presiona como un
campo abarrotado de otras flores donde
no cupiese luz
por el sobaco de sus tallos.

Ahora ha decidido que no quiere
trasvasar su esencia hacia ese medio
que la ignora
(o la destaca, remarcando las angustias
de una estancia prisionera).

miércoles, 15 de agosto de 2018

Y era frágil


He oído hasta el silencio,
el bastante silencio;
silencio apelotonado.
Y era frágil,
muy frágil;
al punto de querer estar en parte
en todo ese silencio,
sin llamarlo,
sin nombrarlo.
Y todo ha sido empezar a recogerlo
entre palabras que lo nombren
y todo se ha caído,
por el ruido de la mente,
que empezaba a comprobar si era silencio.
Y todo ha sido que el rasgar del lapicero
lo ha movido hacia los ruidos,
y el latido,
y ese trino de los pájaros
cansinos.

Aunque caiga estío


“…y con los ojos fijos en el cristal donde se marchitan las nieves…”
A.Rimbaud, Los magistrados.
“Más raro fue aquel verano
que no paró de nevar…”
J. Sabina, “Que se llama Soledad”

La nieve cae por el cristal acuoso
cuando piensas en su blanca soledad.
Cae como un recuerdo frío
selectivo y duro.
Y si tanto cae se posará en el suelo
—derretida en el fragor de estío—.
Y si tanto pesa el señorío blanco de su manto
quedará tendido en tu esperanza blanca,
y quedarás sentada en la orilla silenciosa
de los fríos.
Vendrá la ventana de la nieve
a quedarse con las blancas pretensiones.
Y vendrán las muecas infelices,
habituadas a la capa blanca en las techumbres
de los días
de los meses
de las vidas
enraizadas en el suelo estricto
enamorado de los grados tristes
y de un millón de vetas
de cristales fríos,
insensibles al coloquio empedernido
que se presta en la templanza
de unas bocas con sus dudas rechinantes
por el frío que hace fuera,
aunque caiga estío.

martes, 14 de agosto de 2018

Añicos de cristal



A veces miras la quietud del ámbito dolido

y tu ojo se derrumba
al percibir miradas
construidas por los
frágiles cristales

y después, de añicos
se perciben las miradas,
nunca más enternecidas,
si no fuera porque el vidrio
solo sabe dar añicos
con sus brillos.

domingo, 12 de agosto de 2018

Agua de desolación


Se puede escribir sobre una lágrima:
agua de desolación;
salvo que fuera de alegría aquel derrame.
Entonces escribirías: pasión.
Ahora bien, si te ves obligado a construir dolor
con la lágrima que cuelgue
por los poros de tus pómulos ardientes,
entonces, escribe de nuevo sobre el líquido salado que te encuentres:
agua de desolación.

jueves, 9 de agosto de 2018

Teñido de silencio


Un abandono es
una atención quebrada,
devenida por alguna dejación.

Veo que estás
teñido de silencio.
Los susurros te emocionan
como arcanos de la voz.
Quédate postrado en ellos,
oferente,
y en señal de redención,
toma apunte de las notas que preveas
te regalen melodías
socorriendo
los vacíos
de interior.

martes, 31 de julio de 2018

Contornos de la luna


Quizás pueda que sirva
para crear contornos de la luna,
para unir siluetas moribundas
de otras lunas que no existan
sino en un tugurio delirante
para penas que se expulsan cada noche
con las lunas.
A lo mejor me expongo a los recados de la noche
y sus traiciones.

lunes, 30 de julio de 2018

Ni una nube de bordados en el aire


(Yo no podré quejarme/si no encontré lo que buscaba.
Cielo vivo, Poeta en nueva York, F.G.Lorca)

Yo no tendré un asunto pertinente
ni una nube de bordados en el aire.
No crujirán desnudas emociones
ni saldrán a paseo
las veinte fieras noches
que me impregnen las entrañas.
No dejarás al frío la extorsión si sigo vivo.
No cortarás el aire que se apoye en el alfeizar
inservible de ventanas encogidas
por el miedo a las esquirlas
de las nubes insensibles.

sábado, 28 de julio de 2018

Entraré en mi casa


Entraré en mi casa cuando el alba suene,
pues mi paz habrá sido quebrada
cuando el tul oscuro de un invierno en ascuas
cubra las estancias.
Y si el alba es clara
y el sonido intenso
dejaré mi hatillo
y romperé las tablas.
Una vez adentro,
ya no seré nada,
nada entre los pasos que me cierren
los retornos.
Una vez al alba destronada.

jueves, 26 de julio de 2018

No con la tinta


(Quién te escribirá canciones de amor
cuando yo sea señor al final…
 Leonard Cohen/Lagartija Nik, Enrique Morente)


Escríbeme, por favor.
No lo hagas con la tinta,
sino con el agua al cuello
que detectes por mi ser.
Escríbeme desde un dolor de ausencia,
y no una canción al uso,
como de otros témpanos de voz.
Más bien
unas letras perturbadas
de pasión.
Y cuando el agua se diluya entre renglones
vanos, más allá del estribillo
sonámbulo de amor,
retorna entonces a la tinta
para decirme adiós.

domingo, 22 de julio de 2018

Un sueño que empiece por mis pies


También recordarás el sueño
del agua entre la sed,
el alma de un reflejo por los granos
de la arena sin vergel.
También recordarás, acaso,
el sueño que no fue,
aquel que nos ataba tanto
que no pudo suceder.
Y entiende que si subo por tus sueños
con ganas de crecer
será que te deseo siempre
un sueño que empiece por mis pies.

lunes, 16 de julio de 2018

Vivo en un quinto piso


Tú sabes que vivo en un quinto piso
sin cocina
sin vecinos
sin alcoba en donde esconda
la colada de mi atuendo descarnado;
donde no halle los silencios de los otros.
Vivo en un quinto
sin tercero
sin segundo
con el cuarto entre costillas,
y un primero vergonzoso
que no quiso ser primero
de una mole sin sustento.

miércoles, 11 de julio de 2018

Alegoría de un viaje esquivo


—¿Y dónde vamos?
—Ya lo sabes: no vamos a ninguna parte.
—Entonces, ¿qué hacemos?
—¿Y por qué haremos algo en lugar de nada?
—Lo podías haber dicho una miríada de años antes,
antes incluso de habernos conocido.
—¿Y qué hacemos con nuestros vacíos?
—Mira, por favor, la cólera ya me la relleno yo.
Quiero descansar mi voz
antes de que nuevamente crea
que vuelvo a ser yo.
—Está bien. ¿La maleta te la envío
solamente a la estación?
—Pues resulta que hace ya dos mil veranos
que la maleta soy yo,
arrastrada hasta la estancia
que me decora el dolor.
Y, por cierto, súbete tú a otro vagón
que te aleje y que me impida
saber de engaños a dos.
Por favor,
dejemos de ir a parte alguna
que nos parta en más de tres.

(La escena podría continuar en un andén cualquiera,
unas cuantas horas todo más añejo,
mas es lo mismo,
los actores salen de escena,
y quedan las maletas
con los rasguños encima.
Y se quedan solas,
en ese inmenso descuido
que supone darse cuenta
de que habían perdido la cuenta
de cuántas veces la estación que frecuentaban
no recordaba nada
de su insistente presencia,
más allá de algún despiste,
de unas lágrimas de adiós
en un pañuelo sacudido
como diciendo siempre:
¡con Dios!
¡Con Dios!)

domingo, 8 de julio de 2018

Era un riesgo lírico


Era un riesgo lírico
soltar versos hacia el aire
en la ventana que se orienta hacia el olvido.

¿Y si no jugueteara el viento en tus pestañas
y dejara de sonar como lo hacen las campanas en la aurora?

¿Y si oscuro queda el día
tras haber puesto los nombres
a tus gestos, a tus sombras, a tu estilo
sin caer en lo inefable del espíritu que escondes?

¿Y si encima te derramas
y te escapas
por las horas infinitas que me privas de tu estampa?

Era un riesgo obtuso y ciego
—además de lírico y cobarde—
que se fue por la ventana
suspirando por los aires que te llamen
y me alejen de tu olvido.

miércoles, 4 de julio de 2018

Una espera palaciega


He salido a los balcones de palacio,
he sentido frío
y el soplido de los vientos resentidos.
No he oído canto en la mañana
ni en la tarde que se tumba en tu almohada.
Frío, solo frío
y un milímetro de escarcha en mis pestañas.
Apenas divisaba un haz de luz
cuando creía enardecerse mi paciencia adormilada.
Los parajes resoplan de vacío,
y allí seguía yo con los atuendos de la espera.
Felices los que esperan
sabiendo que el motivo se les presta a responder
en cada aurora,
en cada hueco milenario de ese instante demorado.
Y allí quedé desnudo de tu voz.
Y allí me despojaba del paisaje y de la brisa
que surgían de esa espera palaciega.
Y allí me despojaron del palacio que creía levantado
por tus ojos.

viernes, 29 de junio de 2018

Sentado en la penumbra de tus labios


Sentado en la penumbra de tus labios,
esperando un roce que humedezca las entrañas
de mi espera.
Aguardando un trato que me una con la carne decidida a cobijarme.
Y después, buscar mordiscos
de una intensidad extraña,
tan ajena a lo que esperas que resbale mi tesón
hasta la acera,
donde escupen los bordillos
toda la pasión que pena.

lunes, 25 de junio de 2018

O quizás durmamos lejos del sonido que nos hiera

He sentido cerrarse los párpados del aire.
Habrá ido a recostarse junto al sueño.

Ya no suena el golpeteo del postigo.
Habrá querido calma tras su intenso desvarío.

El caso es que se queda ya el silencio
y todo tan en calma que parezca que la vida no ha existido.

Recuerda las campanas que sonaban
por capricho de los vientos,
que movían locamente sus badajos.

Así nos percutía la locura mientras éramos felices
al albur de los desmanes de esa vida tan ociosa
y caprichosa que esperábamos cubrir sin desencantos.

Hoy pedimos que los vientos nos azoten
y provoquen la pasión que se escapó hasta el firmamento.

(O quizás durmamos lejos del sonido que nos hiera.)


viernes, 15 de junio de 2018

Todas las señales de la espera


Todas las señales de la espera
se producen mientras nada te sucede,
aunque todo sea deseo.

Un deseo como espuma que se expande
y, aunque no posea peso,
ya te aplasta junto a todos tus motivos.

Enervado misterio eterno,
dime acaso si has venido por mostrarme el sinsentido.
(Tomaré tiempo de espera.)

Enervado esqueleto impío,
por el peso de la espuma del deseo
hace ya que soy mis huesos.

miércoles, 13 de junio de 2018

Podemos rellenar eternidades


Podemos rellenar eternidades
y alargar la cita que tendremos
con el hueco del olvido;
posponer la idea
de que nunca seas parte de mi torpe desvarío.
Podemos rellenarnos y asumir que estemos listos
para hurgar en nebulosas que recorran nuestra historia.
Podemos recorrer la eternidad quedando ciegos
por tanta eternidad prendida.


Un manto de rudas pretensiones


Aquí se posa un manto de rudas pretensiones.
Podrás pisarlas todas.
Podrás danzar encima,
como hacen los que penan por debajo del fracaso.

Aquí no solo existe el derramado sentimiento,
aquí se esconden fieles las pasiones.

¿Por qué no me acompañas
Cuando estés cansada
Y rindes tu mirar en el tapiz que convirtamos en amores?

lunes, 11 de junio de 2018

Soñaré con tus vestidos imposibles



Alguna noche de estas
soñaré con tus vestidos imposibles,
con las flores que se estampen en mi frente,
con los tirantes curvos que enderecen la pasión por recubrir tus hombros
con esta mirada inquieta, con este semblante inútil.
Y tu cintura ceñida será la porción que abrace del mundo que me derrote.

domingo, 10 de junio de 2018

Te voy a tocar el alma

Te voy a tocar el alma
sin apenas percibirlo.
Lentamente quitaré su abrigo,
la coraza que limita tu perímetro de mí.
Después hincaré los dientes
en el íntimo suspiro fiel.
Y allí morderé tus sueños,
los pesados y los solamente amigos.
Será una cuestión que prime
los afectos, las locuras que me inspira
la porción de trato que imagino.
Me voy a quedar tu alma
si confirmo que te afectan los sentidos.

(Me corroerán las horas de este inmenso desafío.)


viernes, 8 de junio de 2018

Hay un eco moribundo


Hay un eco moribundo
de unas letras de canciones
derrumbadas por los días,
por las horas, por minutos,
por astillas de segundos
de un vivir distante y vano,
recontando los momentos,
enturbiando con angustias
los instantes que no alcanzas
a tener en tu regazo.

lunes, 21 de mayo de 2018

Duermes


Duermes,
con la herida a un lado
y en el centro el corazón amable
casi a tono
con el rojo desprendido hacia lo blanco
de tu fiebre amarga,
por la herida,
por la casi nula curación que intuyes.
Duermes,
como solo duermen las caricias traicionadas,
que aunque fueran cielo
ahora posan sus maneras
en el filo estricto
que te abre
con sigilo.


martes, 1 de mayo de 2018

En este instante sin alma


¿Por dónde se irán tus horas,
por dónde si no respondes
en este instante sin alma
al que no le veo el ser
y, sin embargo, desgarra?

¿Adónde tu canto, adónde,
cuando no veo mañanas
si no es con la luz cegada?

Espera si estás cansada
si no te responde el cuerpo,
si los llantos lo desganan.

¿Adónde si no te encuentro,
si no responden tus ansias,
si te quiebras por las tardes
y no se te ve en el alba?

Murmullo de los mil sueños,
mi encuentro de madrugada,
mi desazón aplazada,
¿adónde me iré mañana?

viernes, 27 de abril de 2018

Efímero destino


Como un cielo que soñara
unas nubes que saciaran almas,
y allí se descolgaran gotas
de una lluvia efervescente y calma.

Como un sentir las gotas impregnadas
con los restos de fragancia
de una piel dormida en mi silencio.

Como un vapor de edades enhebradas
a los usos despistados que volaban por encima
de un capricho consentido por el tiempo,
y al final tan un suspiro
que no pudo sino ser
efímero destino.

Como un tomar partido
y no sentirlo en desafío,
si acaso suponer un pestañeo de los días,
tan mudos que pasaban su sigilo
sobre rostros entregados al cariño
del olvido.


Como un quedar en ascuas,
sin gotas que apagaran
un vigor desconocido,
que todo consumía.

Era fuego sobre el lecho de los días.
Traspasa ya tu blusa y mi camisa;
tu miedo y mi desdicha.

jueves, 12 de abril de 2018

Todas las nubes



Todas las nubes serán dibujos,
Porque tú las vestirás de gracia.

Una forma                                   Un leve trazo
           Una idea                   Una ilusión
                 Que te sugiera encanto.

Todas las nubes tendrán su abrazo,
No dejarán indiferente al aire
Ni a las cumbres ni a tus ojos
Que verán diabluras tras las formas.

Y todos los versos que surgirán al verlas
Serán casi difusos, como vapor que juegue
A dar forma a los nombres
Que serenarte quieren.

domingo, 1 de abril de 2018

Inmensidades de lo opaco


Aquí, con la luz como ausencia
(quizás solo desgana),
como una turbia capa que desplace.

Aquí cada filtro se esmera
montando sobre capas más ceñudas.

Aquí la quietud de los rayos se intuye
y suele acumularse la experiencia
de unas capas milenarias
que perduran cada día en la extrañeza.

Acaso veas gráficos de azules tan intensos
que te extrañen. Es un color del hambre
de tus ganas desdobladas por hallarlos,
en cualquiera de los lunes, de los martes…,

en las sombras del otoño que no cumpla,
o en alguna primavera que se enrede evaporando los suspiros
de las nubes que la visten

tan a ratos,
tan a ratos

que juntados sean siempre inmensidades de lo opaco.



sábado, 24 de marzo de 2018

Si emergen de un allá de las distancias invisibles


Las mismas aguas que te hablan y resbalan
Te marcan las señales de los vientos
Que las borran y las dañan.

Pero quién va a querer seguir los ruidos de los aires,
si son incomprensibles,
si emergen de un allá de las distancias invisibles,
y solo te someten.
Y qué sabrás de él
si solo habla con su furia intermitente.
No acepta que las calmas nos serenen.
Él viene con afanes que compongan sus batallas,
y a todos nos reclama.
Mas nunca le verás el rostro o el disfraz,
tan solo la cara y las estrías que nos deja a los mortales
y a las cosas que con saña desafía.
Y quién querrá saber si sueña en un delirio espeluznante.

martes, 20 de marzo de 2018

De unas horas alejadas de lo arisco





Y se vierte una luz de invierno inmenso,
ahora que se adentran ya las horas
de incipiente primavera.
Y llueven —nievan— pétalos de frío,
cuando no se atreven los almendros
a cambiar su rosa y blanco pétalo prendido
por un aire que resuene plácido entre copas que requieren paces.

Y de puro frío escrito en las montañas que no duermen
sin las capas doloridas de los hielos
han pasado horas derretidas en su propio pensamiento tenue,
que va herido, cuando el sol ha levantado su intención
de contentar incluso a las jornadas de las luces promediadas.

Han pasado rápidas las horas
que querían imprimir su estampa
de unas horas alejadas de lo arisco.

Puede ser que en otras muchas primaveras
se nos cuelen los destellos de los ávidos momentos de templanza.
Hoy es duro el coleteo del invierno —terco invierno—,
blanco y fiero. (Sea. Y también la primavera.)

domingo, 11 de marzo de 2018

Querer


Me alegro de que haya gentes tristes, como esa
Muchacha que podría quererme si no quisiera
A otro… 
"Me alegro de que el sol haya salido”,
(Jaime Sabines)

Querer.
Querré. Querrás.
Querrán,
pero querrán a otros
y no me lo dirán.
Serán capaces
de obrar con plena animalidad,
y con la dulzura propia
de las que saben dorar los días
y las almas. Todo con suavidad.
Querrán seguir queriendo,
en silencio, porque yo no sepa más,
y solo preguntaré, si acaso,
¿dónde estáis
si tanto amáis sin mí?
Querré querer en paz
mientras crea
que quieren saber
de este que se va.


viernes, 9 de marzo de 2018

Y en verde se acaba


Era verde tu palo,
verde tu escuela,
verde tu sueño,
verde tu suelo;
basto tu mazo
que puso su peso
en volcarte la estampa.
Verde tu traza
y en verde se acaba.

(Observan, mas todavía
esos marrones se aplazan:
verdes que callan.)



jueves, 8 de marzo de 2018

Cuando te palidecieron los peldaños





Cuando te palidecieron los peldaños
de subir hasta tu boca
ya no supe qué decir,
a qué pliegue de tu voz asirme
sin caer por la escalera que me turba los acechos
(¡nunca siendo redentores!).
Cuando te gritaron las caricias
y solo fueron sangre los intentos.
Ahora lloro rojo por mis lágrimas corrientes.
Ahora mi pañuelo pide blanca relevancia
mientras lloran los lamentos
por no alzar mi leve ascenso,
ya no solo por los pliegues de tu estruendo,
ya no solo por ariscos entresijos de tu tiempo,
sino simplemente por el aire limpio
que me sane el desaliento.


sábado, 3 de marzo de 2018

Constatación urbana


Hay un lenguaje de las casas,
con cortinas que se atrampan,
con persianas elevadas
y un silencio que recubre las estancias.
Los sombreros de las tejas seguirán cubriendo entornos
—en los pueblos—,
que se callan o se activan
con el sol de la mañana.
Hay viviendas que se apagan con la propia luz
que las halaga. Se vacían y se quedan recluidas
en las horas muertas sin la vida.
Ya no quedan las personas entornando sus vivencias
entre las paredes gruesas que conocen los secretos
de esas vidas mantenidas entre cal y entre cenizas.
Ya no quedan las miradas que te escruten las acciones.
Sale el aire por las puertas persiguiendo a las personas
que se marchan y retornan a la hora del cansancio a mesa puesta.
Nocturna vecindad que no rezuma
los momentos de las horas con sustancia.
Y las casas se enamoran del zumbido
de las voces de los plasmas y pantallas
enrolados en nocturnas distracciones.

Fuera, la lechuza se reencuentra —como siempre—
Con la luz del abandono.

sábado, 27 de enero de 2018

Si tuviera que escribir algún poema

Si tuviera que escribir algún poema
lo abriría con un si condicional
que estuviera abriendo él mismo
unas cuantas hendiduras en la masa de certezas
que acompaña el devenir del que esto escribe
y de muchos de todos los demás.

Abriría debatiendo —el propio texto ya en su duda—
si seguro que era cierto el postulado que te inquieta
y que mantienes con denuedo
con el pecho de su esencia tan fornido,
tan abierto, tan dispuesto a recibir los golpes que te afirmen
la dureza de saberse solo firme.

Si tuviera que escribir algún poema
con el sí condicional de cabecera
no podría usar el no como profundo decidor.
no podría levantar la ene en parapeto de vanguardia
ni la oronda letra o como regalo para el ¡No!

(Y aunque el si condicional era un modesto embaucador
para tanto tono seco que pudiera resolver en extenderse
en el papel, casi acaba como adverbio y enemigo de ese ¡no!
tan cegador. ¿A que sí?)

viernes, 12 de enero de 2018

Insolencias en el alba

Golpéate otra vez con el aire absoluto
de la noche mientras duermes inocente,
mientras sientes solo aquel vacío de inconsciencia
y aparece el golpe duro del deber de incorporarte.
Aparece el sopapazo en la mente y en el ser que está dormido
de ese abrupto puñetazo de la hora del deber que corta el sueño.

Por si fuera poco el saber que está la muerte
esperando a aporrear nuestra existencia
nos ponemos obligados a escuchar la madrugada
con latidos cual mordiscos a la lánguida presencia
por la vida.
pi pi pi pi pi pi pi pi pi pi pi pi

(Trastócame la madrugada,
fluye como un siervo de ese látigo servil
que prorrumpe con su grito
más que nada descorazonadoramente
hostil.)