Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







sábado, 29 de septiembre de 2018

Un traje para la soledad


Le estoy haciendo un traje
a la  misma soledad,
con las mangas estiradas al vacío,
las solapas recubriendo aquellos huecos
que en el alma se nos dan.

Será un Dos Piezas,
acaso por que quiera demostrar
un espíritu que asuma
algo más allá de la unidad.

¿Y el color? ¿Qué color tendrá
la  inmensa soledad?
Intenso, ha de ser intenso
y ¿frío?

¿Y el textil? ¿De qué tejido
tiraré  sin que se roce
toda piel que no se estire
más allá
de sus propios poros
sin mudar?

A punto


A punto
de ser hombro
que se tope
—nuevamente—
con la esquina
venidera.

A punto
de ser sangre
del reguero que no cesa
salvo para detener tu sangre.

A punto
de ser punto
que se lleve tu relato
al final de todo punto.


jueves, 6 de septiembre de 2018

Qué descansada se ve a la luna


Qué descansada se ve a la luna
sin la presión de los ojos
que tanto la van mirando.
Ella sola, con su altura,
sin las habladurías
de estas bocas,
de estos gestos
que atizamos desde dentro.
Se diría que percute en su silencio
la quietud de nuestras poses,
la levedad de unas voces
caprichosas,
remilgadas
y dolientes.
Si durmiéramos en tanto sale
por el frente cada noche
y guardáramos el susto
que le damos
al mirarla…

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Las olas del viento


Unas olas de los vientos se encresparon
despeinando la soltura de tu gesto.
Pero fueron otros serios vendavales
los que armaron
el desastre en tu donaire.
Capas fieras de aire fiero
coronaron tu magnífico destierro.
Desde entonces, solo el viento es tu recado.
Cuanto más fiero, más cuerdo;
cuanto más suave, me muero
esperando vendavales que me arranquen
los postigos de un invierno que obligó a cerrar ventanas
y saetas
y rendijas
y miradas
a los aires que de frente me enviaban
los fragmentos de tu olvido.