Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







miércoles, 31 de octubre de 2018

Justo al lado de tu roce


Viajaría a un cúmulo de nortes desnortados
por perderme en la noción del frío,
y no volver a asirme a las corrientes tropicales
que ideé mientras dormías.
Surcaría trozos de los hielos
sin más grata compañía que las nubes congeladas.
Y al sentir el frío obtuso que me suba
por los pies hasta la idea del olvido,
clamaré hacia mis adentros: ¡sol bendito,
por qué añoro los rasguños
del querer estar tendido
justo al lado
de tu roce
con mi frío!

domingo, 28 de octubre de 2018

Temblor dorado


Es un temblor dorado lo que siento,
como tiemblan los álamos que notan
las formas límpidas del aire.
Es un temblor que anida en los susurros
desprendidos justo antes de mi voz.
Pero ¡cómo tiemblo en las nevadas ocasiones,
cuando el blanco cubre cada poro
de mi firme desajuste!
Pero ¡cómo asirte si los álamos no saben
describir otros temblores,
y mis manos son ya ramas degradadas,
con las hojas como espuma del temblor!

Añicos


¿Por
qué
siempre
continúas
componiendo
los añicos
tercos
de la
h
i
s
t
o
r
i
a?

sábado, 27 de octubre de 2018

Formas del adiós


Marcharse es
una cuestión de estilo,
unos brillos asentados en las formas que conlleven los adioses.
Y allá quedarán los hilos  —más que leves—
que te ataron a tu sino,
casi al pie de los alivios;
más bien cerca de las ansias que te empujen al secreto del vacío.
Será un apagón que hiera
si no atisba los sentires que le lleguen.
O un brillo sin grito,
el suave murmullo —del todo valiente—
que espera otra aurora,
por siempre en el vientre de todas las formas de adioses y olvidos.




miércoles, 17 de octubre de 2018

Otros rasgos del deseo


Te pude rodear
de asuntos entre manos.
Me pude motivar
al ver juntas las manos.

Sin embargo
quedaron
los dedos enturbiados
por el aire que circula,
ya que no estarán trabados
por los dedos de otros seres,
de otras manos,
de otros rasgos
del deseo
que se vaya
de las manos.

domingo, 14 de octubre de 2018

Debido al viento


Debido al viento,
me acordé de ser de fuego.
Que me expandan esos vientos,
que me lleven rebosante de fulgor
a los lugares que no entiendo,
por espacios que habitaran
otras meras criaturas diminutas y aguerridas.
Que me lleven;
los incendio
de momentos
inservibles
para el tiempo.

Los vencidos


Quedar
a las horas infelices;
quedar a solas
y no contar las horas.
Alzar los sueños
rozando disparates.
Poner el tiempo
en torno a los sagaces.
Después de ello,
que caigan los vencidos
por las horas que se prestan
a dejarse seducir.

En rosa, divagando en rosa

Rosa será tu cielo
y el alma, rosa.
Digo lo que preveo.
Mas si no llega a rosa
la tez del cielo,
rosa mantén el alma
mientras yo llego.
Roja será mi furia
si no te veo.

jueves, 4 de octubre de 2018

No sé ni cómo idearte


No sé ni cómo idearte,
si aprender a hacer un croquis despistado,
con el trazo de una mano que te tema
—antes de saberte hecha—,
o afirmar que estás de paso
y tenderte los tapices
bajo tus pies alados.

Tampoco sé de lugares,
de qué tierra habitará tu orgullo,
porque no me creo nada
eso de que siempre gana
quien idea las entrañas.

Sé que has de salirme rana,
a nada que me suceda
confundir mi intento
con gran bienaventuranza.

Y no te creo,
hasta antes de que digas nada,
porque sé que tirarás del daño,
por mucho que me proponga
darle ser
a todo lo que ideé.

Quizá ese fue mi error:
creer que al fin crearía
un pequeño corazón.

Caerán los telones de la noche


Y quizás estrenemos noche cada día,
al abrigo de las ascuas infelices.
Y quizás el rescoldo sea de nieve,
y las llamas un recuerdo diferente
a un crepitar que encienda.
Y después del estreno envejecido
caerán los telones
con el plomo
de una acción
indiferente.
Taparán las estampas de ese par de estatuas
en la noche cohibida,
cuando ya seamos piedra de ese día
que no supo retener el gusto
por la espera
de una noche caprichosa
y leve.