Te pondré una rosa fija en las pupilas,
de un bermejo intenso,
de una mera herida
si la quitas.
Te pondré una mísera sonrisa,
cabalgando a lomos
del carmín que usas
en esos labios secos
cuando cesan
de besar
la rosa.
Te pondré una rosa fija en las pupilas,
de un bermejo intenso,
de una mera herida
si la quitas.
Te pondré una mísera sonrisa,
cabalgando a lomos
del carmín que usas
en esos labios secos
cuando cesan
de besar
la rosa.