Quizás el viento adivine
El volumen de mis dudas
Por el peso al recortarme
Cuando sopla de costado,
Cuando capte que mi cuerpo
Ni se mueve ni está quieto,
Aunque pueda parecerle
Que mis pies me pertenecen.
Quizás el viento se entere
De los lastres que uno tiene,
Tan pegados a los dientes
Que hasta el grito se detiene;
Tan pegados a mi sitio
Que no ocupo ni el vacío.
(*)Escrito en una tarde tras sentir intenso viento yendo por los caminos. Quise que me diera de costado por evitar su golpe de frente. Ahí sentí la levedad que me contiene.
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