Las mismas aguas que te hablan y resbalan
Te marcan las señales de los vientos
Que las borran y las dañan.
Pero quién va a querer seguir los ruidos de los aires,
si son incomprensibles,
si emergen de un allá de las distancias invisibles,
y solo te someten.
Y qué sabrás de él
si solo habla con su furia intermitente.
No acepta que las calmas nos serenen.
Él viene con afanes que compongan sus batallas,
y a todos nos reclama.
Mas nunca le verás el rostro o el disfraz,
tan solo la cara y las estrías que nos deja a los mortales
y a las cosas que con saña desafía.
Y quién querrá saber si sueña en un delirio espeluznante.