Ponemos los pies sobre hilos de nada,
sobre hebras que un día nos fueron trenzadas
con hilos de sedas extrañas.
Un pie, una montaña. Volcanes secando tu lava.
Ponemos los pies en el canto del alba,
las horas se acaban. Eran de lava,
y tanto quemaban.
Ponemos los pies. Nada de nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario