Ya pronto las calles serán de nieve.
Serán manto de cristales albos
donde acuses miradas
enteras de acero helado.
Tumbarán el rosa
que habitó en tu boca
con esa sonrisa
de franca infancia almidonada y ávida
por catar la ilusa
ajena blanca flor del azahar.
Cuando las calles blancas
dicten color de eternidad.
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