Una noche incierta,
con la idea de lo oscuro traicionada,
con los ogros liberados
y un perfume de azucena por los granos de sus citas.
Una luz del pensamiento
rebajaba aquel motivo ennegrecido,
que por siglos la domina.
Una noche, solo una,
cuando el alba era cuestión de olvido,
cuando todos los temores fueron sobras
de una oculta primavera.
Solo una,
cuando quise que la luz no amaneciera.
(Es de día.
No me digan que otra noche ya despierta.)
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