Hoy,
en el cuarto mes de un todo se ha quebrado
en el rocío de los días,
cuando está más bien helada la quietud;
en el cuarto mes, que hace pararse las distancias,
pero amplía la inquietud en insalvables recorridos
por lo insomne.
Nada esconde el cuarto mes que no estuviera ya
cedido a la hecatombe,
cuando el tiempo es ya suspiro evanescente
por llegar.
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