Siento la grasa acumulada en el cabello.
Ya sé que puedo usar champú en el fregadero
y aclararme la cabeza, si me pongo;
pero me he quedado sin la pobre esteticista y me resisto a
perdonar
mi desazón. Se acumulará la grasa en los peldaños de mi
pelo,
negaré la vista a los recados del espejo,
y saldré a la calle con la red que me recoja ensortijados
los cabellos.
Un día
y otro más
sin las ganas de arreglarme desatinos
de esta edad con que me pilla y sus ganas
de brillar con evasivas.
Si no hay revista en mi sillón con impactantes residencias
y un montón de colorines en vestidos inflamados
donde yo me pueda ver en fantasías incendiadas
por las ganas de prender mi realidad,
no me lavaré los pelos.
(Las peluquerías están cerradas por orden del Real decreto de Estado de alarma.)
(Las peluquerías están cerradas por orden del Real decreto de Estado de alarma.)
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