Peldaños que suben solos
a los trozos de los despojos.
No hay nadie que pise en ellos;
no hay nadie que suba a cielos
o a los desvanes austeros.
Escalas de pies sin dueños
pulidas por el señuelo
del brillo que va saliendo
por el frotado del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario