Fluye, camino, fluye;
lleva, camino, lleva
sobre tu blanca montera
a seres de esparto y
cera, y a la sombra
en cualquier árbol,
cuelga a los ensartados.
Bajo tus propias cunetas,
somete a los malhadados.
Lleva, camino, lleva
a los que son pura
cera. Que ellos muestren
felices todas sus
cicatrices, y los jirones visibles
en desfiles imposibles.
Fluye, camino, fluye
y si tu propia corriente
vacío desea verte,
sigue, camino, al frente,
sin nada en que
detenerte.
Vicente Javier-F
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