Hay algunas noches de apatía espesa,
De dolor oculto, escamoteado y sordo,
Sin mostrar señales de animal o monstruo
Ni en el arduo sueño ni en el propio lecho.
Y también existen noches de afición extrema
Por la vía inquieta, casi indecorosa,
De abrazos mortales y sonidos fieros.
Hay algunas noches quietas, sin consuelo.
Y hay algún denuedo por sentir entero
Todo el largo cielo tapado en un velo,
Curvo, ciego. Cielo tras la noche
que se oculta queda.
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