He entregado el alma de zapato
a los suelos pertinentes con los roces leves.
En estos días como suelas, tan pegados a los granos de la
tierra
que no arquean sino efímeros sustratos de su luz.
Estos síntomas de suela, de equilibrios en el ras de las
pisadas,
junto al vuelo de un tostado ronroneo de las hojas sin su voz.
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