Ya sólo veo polvo en el camino
y una seca brisa que lo mueve en remolinos.
Sólo huelo el polvo derretido; miles de fragmentos
esparcidos por el manto de la tierra enrojecida.
Huecas las naranjas cuelgan de las ramas
estrujadas. Liofilizada pulpa en cada fruta
sin el gusto de la cítrica melaza.
¿Dónde los pulmones de la tierra
pigmentada por el verde de las plantas
asustadas, por el verde de esperanza domeñada?
Secas las sustancias cerebrales de los hombres,
sin sombreros, sin galones sobre hombros encogidos
por la furia de los vientos removidos.
Duras las miradas minerales bajo párpados
cerrados por el grano de los polvos cristalinos.
¿Qué verán en las mañanas de la sed?
¡Fuentes; fuentes! Agua. sed. Polvo de mi ser.
Vicente Javier-F
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