Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







sábado, 1 de mayo de 2021

 

“La rosa no está en la ciudad”, Emily Dickinson

 

La ciudad tiene balcones de descuido,

rosas rotas

y una memorable acción del frío;

tiene pies sobre el regusto amargo

de los tallos derrochados,

y esos pasos son locura en los zapatos.

La piel de la ciudad tiene deforme su esperanza

y un criterio avaro.

La piel tiene encendida la mudanza;

ocurre que no sabe adónde escapa.

También tiene sermones para el alma,

emanan del neón que nos restaña los deseos infelices y asustados.

viernes, 19 de marzo de 2021


 

Llueve dolor dorado,

sobre las barandas

llueve.

Solo destila oro

mientras escurre el desgarro.

sábado, 9 de enero de 2021


 Cuando seas polvo de los hielos

y la sangre sea blanca inmaculada;

cuando el tiempo detenido

no te forme más sonrisas,

y ese muro —sabes ya— habrá servido

de soporte de lo incierto,

será, entonces,

todo límite si nombre;

cuando el polvo sea estilo de lo inútilmente frío. 

lunes, 4 de enero de 2021


 

Atroz se extiende ya la calma

que vive en la morada de lo blanco.

No se para a recordar susurros

de algún cálido momento.

Sepultada queda toda tímida añoranza,

y es inútil la textura que se forme en el agrado.

Fuera queman los silbidos de los vientos

incendiados por tus ganas

de volver a ver tu tez como caricia alborotada por los aires

casi amables.

Solo pueden los valientes azotar lo calmo,

recurrir a la nostalgia de las gélidas estampas.

Solo queda la quietud del tono inquieto,

mientras duerme la esperanza.


jueves, 31 de diciembre de 2020


 

Son las seis de la mañana

de un día que es el primero.

Continúan invasoras las molestias que no aplazan

acostarse en mi regazo.

Son las tantas campanadas en las horas que supones como amigas;

y no sé si van conmigo.

Son seis horas de lo nuevo

en mi alma que se anuncia tan mermada.

Todavía no hay trasluz,

porque el sol está hibernando,

y este orbe es tan ajeno,

que se libra de un soplido

del jolgorio y de los ruidos.

Son las seis escasas horas para un bello (feo) indurmiente,

que se empeña en aclarar su estancia,

tan de noche; tan de noche.

Y hace muy escasas horas que dormiste sin laureles.

Son las seis horas que escupen

los sudores que ya vienen.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Algún día

 

Algún día,

cuando sienta un arrebato infértil,

tomaré las ansias que soplaron fuerte,

y diré tu nombre a mis entrañas, siempre;

por tenerte. Por tenerte.

jueves, 22 de octubre de 2020


 

—Le ofrezco una ración

de dulce ameno.

—Ya se lo agradezco, damisela,

pero yo nací entre los vinagres.

—Pena.

—No se crea. Ir ganando la acidez

siempre me entona.

—Pena, insisto.

—Lo que a mí me hiere es tanto dulce

sin motivo.

—Pues le digo que seré dulce de vida.