Y quizás estrenemos noche cada día,
al abrigo de las ascuas infelices.
Y quizás el rescoldo sea de nieve,
y las llamas un recuerdo diferente
a un crepitar que encienda.
Y después del estreno envejecido
caerán los telones
con el plomo
de una acción
indiferente.
Taparán las estampas de ese par de estatuas
en la noche cohibida,
cuando ya seamos piedra de ese día
que no supo retener el gusto
por la espera
de una noche caprichosa
y leve.
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