Les han salido calvas
a los pueblos de mi infancia.
Les he notado brillos
de algún que otro vacío.
Calvas en las calles,
que escurren la memoria
por cauces que se escapan.
Recuerdo aún mis uñas
allí mismo clavadas,
fijadas a los polvos
del suelo en el estío.
Calva en la memoria,
virada hacia el olvido
de aquellos que no sienten
lo que un día –acaso-
supongo que cedieron.
Calvas en el cielo
que cubre pensamientos,
ya sin el cobijo
de ser niño con tiempo.
Danza en la memoria
que gira entre suspiros.
Le están saliendo calvasal tiempo que me avanza.
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