Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







miércoles, 11 de julio de 2018

Alegoría de un viaje esquivo


—¿Y dónde vamos?
—Ya lo sabes: no vamos a ninguna parte.
—Entonces, ¿qué hacemos?
—¿Y por qué haremos algo en lugar de nada?
—Lo podías haber dicho una miríada de años antes,
antes incluso de habernos conocido.
—¿Y qué hacemos con nuestros vacíos?
—Mira, por favor, la cólera ya me la relleno yo.
Quiero descansar mi voz
antes de que nuevamente crea
que vuelvo a ser yo.
—Está bien. ¿La maleta te la envío
solamente a la estación?
—Pues resulta que hace ya dos mil veranos
que la maleta soy yo,
arrastrada hasta la estancia
que me decora el dolor.
Y, por cierto, súbete tú a otro vagón
que te aleje y que me impida
saber de engaños a dos.
Por favor,
dejemos de ir a parte alguna
que nos parta en más de tres.

(La escena podría continuar en un andén cualquiera,
unas cuantas horas todo más añejo,
mas es lo mismo,
los actores salen de escena,
y quedan las maletas
con los rasguños encima.
Y se quedan solas,
en ese inmenso descuido
que supone darse cuenta
de que habían perdido la cuenta
de cuántas veces la estación que frecuentaban
no recordaba nada
de su insistente presencia,
más allá de algún despiste,
de unas lágrimas de adiós
en un pañuelo sacudido
como diciendo siempre:
¡con Dios!
¡Con Dios!)

No hay comentarios:

Publicar un comentario