Era un riesgo lírico
soltar versos hacia el aire
en la ventana que se orienta hacia el olvido.
¿Y si no jugueteara el viento en tus pestañas
y dejara de sonar como lo hacen las campanas en la aurora?
¿Y si oscuro queda el día
tras haber puesto los nombres
a tus gestos, a tus sombras, a tu estilo
sin caer en lo inefable del espíritu que escondes?
¿Y si encima te derramas
y te escapas
por las horas infinitas que me privas de tu estampa?
Era un riesgo obtuso y ciego
—además de lírico y cobarde—
que se fue por la ventana
suspirando por los aires que te llamen
y me alejen de tu olvido.
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